Por Real Decreto de 7 de diciembre de 1716 se aprobó la que es considerada primera franquicia oficial en España, que recibió diversas denominaciones, siendo las más habituales “sello real” y “sello negro”.
Durante el siglo XVIII, en que permaneció vigente su empleo, fue evolucionando su diseño hasta el extremo que especialistas como Manuel Tizón y Jorge Guinovart han clasificado hasta veinticuatro variantes.
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